ReINgeniería de Vida para Crear Abundancia, Bienestar y Libertad desde Tu Esencia: enero 2008

miércoles, 16 de enero de 2008

Perfeccionismo


IDEA DE QUE PARA CONSIDERARSE A UNO MISMO VALIOSO SE DEBE SER MUY COMPETENTE, SUFICIENTE Y CAPAZ DE LOGRAR CUALQUIER COSA EN TODOS LOS ASPECTOS POSIBLES.

(Error de pensamiento nº 2. Ellis)

Mucha gente cree que a toda costa tienen que lograr hacer perfectamente todo lo que emprenden.

Piensan que si no son muy competentes, suficientes y eficaces en todos o al menos en alguno de los aspectos importantes de su vida, es que son unos inútiles, incompetentes o poco valiosos.

Sin embargo, esta es una idea que no se ajusta a la realidad por varias razones:

Es fácil constatar que nada en este mundo es perfecto y que nadie, como humano que es, puede ser totalmente competente y destacar en casi todos los aspectos de su vida; la mayoría de la gente no destaca en un solo aspecto de su vida por importante que sea para él.

El tener éxito a todos nos gusta, el intentar triunfar está bien ya que nos aporta unos beneficios y nos motiva para avanzar; pero eso no quiere decir que me haga mejor persona, porque el valor no está en el éxito o en lo externo, sino en lo interno de las personas.

Pero EXIGIR a uno mismo o a alguien el perfeccionismo conduce siempre al mismo resultado: la frustración, decepción o depresión.

Muchas veces, el perseguir el éxito en nuestra sociedad competitiva genera muchas ventajas, pero la energía necesaria para conseguirlo, [y esta se puede suprimir] normalmente nos llena de tensiones excesivas tanto a nivel psíquico (pensamientos recurrentes, preocupaciones, mal humor…) como a nivel fisiológico (hipertensión, dolores de cabeza y musculares, insomnio, pérdida de memoria, úlceras…) y fuerza a uno más allá de sus posibilidades, llevando a la persona a padecer distintas enfermedades que a su vez generan más tensión.

La persona que se pone la obligación (a veces sin ser consciente de ello) de ser muy competente en todo, no sólo está desafiándose a sí mismo para comprobar su propio poder sino que invariablemente se está comparando con los demás, por lo tanto estará más dirigido por el otro más que por sí mismo.

El problema se agrava cuando nos imponemos tareas de las más difíciles y que suponen mucho desgaste de energía.

Sin embargo cuántas veces nos preguntamos:

¿Llegaré a algún punto en el que me sienta satisfecho con lo que he hecho y descanse?

Normalmente no, la carrera continúa y siempre pensamos que podíamos haber hecho más, porque siempre hay alguien que hace más.

Pero esto es muy injusto, ya que de los demás no tenemos control y de nosotros mismos obtenemos satisfacción cuando disfrutamos con el proceso y resultado de la operación, si no, no merece la pena.

Concentrarse en la perfección, el éxito o ser competente en todo, a menudo nos aparta de un objetivo muy importante que es disfrutar de la vida, es decir, descubrir día a día cuáles son nuestros intereses, habilidades, nuestras cosas positivas y agradables, y las de los demás, centrándonos en lo que nos importe verdaderamente a nosotros, no a los demás y poder dedicar nuestra corta existencia a eso.

Hay veces que se nos olvida preguntarnos:

¿Realmente me hace feliz luchar por esto? ¿Si no lo hiciera así de perfecto sería tan terrible?

La preocupación por hacer las cosas muy bien da como resultado un enorme miedo a cometer errores, a fracasar, a probar cosas nuevas, y nos paraliza en nuestras acciones.

Una excesiva exigencia en cualquier cosa que uno esté realizando, nos hace preocuparnos por el fallo, nos hace sentir inseguros y lleva a no disfrutar del trabajo, o a fracasar en la tarea y a sentir que no valemos con la consecuente bajada de autoestima.

Los demás sienten lo mismo cuando les exigimos las cosas muy bien hechas.

También tendremos en cuenta que hay cosas que por mucho que nos esforzásemos nunca saldrían como nosotros queremos, y a veces nos negamos a aceptarlo produciendo esto una tremenda frustración en nosotros.

En otros casos sabemos que podríamos llegar a conseguirlo pero ahí cabe plantearse:


¿Me merecerá la pena el esfuerzo?

ANTE ESTE PANORAMA NOS CONVIENE IR CAMBIANDO ESTA IDEA IRRACIONAL, SIGUIENDO LAS SIGUIENTES SUGERENCIAS:

* Céntrate en actuar.

Olvídate de destruirte a ti mismo en el intento de hacerlo bien, simplemente hazlo.

* Intenta disfrutar.

No sólo disfrutes del resultado sino también del proceso.

* Felicítate por lo que has hecho, no por el resultado. * Cuando intentes actuar bien que sea por tu propia satisfacción, más que por agradar a los demás o por ser mejor que ellos.

Cuando intentes actuar bien para tu propia satisfacción, insiste en que no tienes que hacerlo perfecto, ni en luchar por superar a los otros, sino por superarte a ti mismo si es que te compensa.

* Sé honesto contigo mismo.

Pregúntate de vez en cuando si estás luchando por alcanzar un objetivo en sí para tu propia satisfacción o por los demás para conseguir admiración o aprobación.

* Aprende a aceptar tus errores y los de los otros,

Acepta tus confusiones en vez de horrorizarte ante ellas, e intenta mejorar la situación, aprendiendo y dándote el tiempo suficiente para mejorar con tranquilidad.

Fuérzate a realizar cosas en las que temes fracasar de vez en cuando y di: "intentarlo es lo importante, no triunfar" "todos tenemos fallos" "aprender es lo que estoy intentando".


¡Lucha por lo que tú quieres, no por lo que los demás quieren de ti!

Fuente: Patricia Díez, El desván de la memoria.
Blog Widget by LinkWithin
Tu información está 100% protegida y no será compartida con nadie.