Porque los humanos tenemos un riesgo de Vida con el que lidiar: se llama "rutina".
Y es un riesgo de Vida porque implica un imperceptible proceso de auto-embalsamamiento: lo más vibrante de sí, nuestra capacidad de real contacto con la Vida, queda anestesiado por "lo de siempre".
Dejamos de expresar el afecto, de nutrirnos, de nutrir, y nos volvemos desesperantemente previsibles los unos para los otros.
"Rutina" es esa ruta pequeña del hábito, a la que nuestro cerebro, inclusive, está acostumbrado, porque le implica un menor esfuerzo, y puede hacerlo "en piloto automático".
Pero... si el piloto es automático y el comandante está embalsamado, ¿podrá nuestra nave llegar a buen destino?
Chesterton escribió una novela, (quizás hoy arcaica en su estilo, pero fantástica en el tema elegido), a la que llamó "Hombre-Vida"; hermoso título, ¿verdad?
Se trata de alguien cuyo "siempre" era hacer cada día algo diferente, algo fresco, algo no-rutinario, aún en las pequeñas instancias cotidianas, para vivir Vivo.
Cuando nuestra vida está rancia es porque uno mismo se ha vuelto rancio.
La mayoría de los hábitos deberían tener fecha de vencimiento. Sólo así cada uno de nosotros puede volverse un Hombre-Vida, una Mujer-Vida.
No hace falta gran cosa: ni más dinero, ni ser más joven, ni vivir en otro lugar.
Lo que hace falta es alertidad para gestar la iniciativa, ejercerciendo cada día al menos un acto creativo, con lo pequeño, con lo que hay.
No mañana ni el año próximo, "cuando tengamos más tiempo": HOY.
Porque, más aún que el agua y que el petróleo, el tiempo es un recurso no-renovable.
Entonces: sólo depende de nuestra actitud.
Si eso no sucede, si no nos des-mecanizamos, la Vida que hay en nosotros muere.
Y es necesario que nos anoticiemos de esto:
nadie vendrá a resucitarnos, pues sólo uno mismo puede hacer levantar al propio Lázaro para que vuelva a andar. (Tristemente sucede con demasiada frecuencia que cuando la muerte definitiva viene a buscar a los humanos sea poco el trabajo que tiene: se lleva cuerpos, pues el resto ya hace mucho que ha muerto. Muerto de rutina.)
Vinicius de Moraes y Chico Buarque lo cantaron tan bello que no hace falta decir más:
Un día él llegó tan diferente
de su modo de siempre llegar,
mirándola con ojos más tiernos
de lo que se había habituado a mirar,
y no habló mal de la vida
tal como se había acostumbrado a hablar,
ni la dejó sola de lado,
y, para su asombro, la invitó a bailar.
Y ella se puso tan linda
como hacía mucho no sabía estar,
con su vestido escotado
que olía ha guardado de tanto esperar.
Después él la tomó del brazo
como hacían antes para caminar,
y llenos de ternura y gracia
fueron a la plaza y se empezaron a abrazar...
Y allí danzaron tanta danza
que la gente toda al fin se despertó.
Fue tanta la felicidad
que la ciudad toda se iluminó.
Y fueron tantos besos locos
tantos gritos roncos
como no se oían ya...
que el mundo comprendió
y el día comenzó
en paz.
(Vinicius De Moraes - Chico Buarque)
de su modo de siempre llegar,
mirándola con ojos más tiernos
de lo que se había habituado a mirar,
y no habló mal de la vida
tal como se había acostumbrado a hablar,
ni la dejó sola de lado,
y, para su asombro, la invitó a bailar.
Y ella se puso tan linda
como hacía mucho no sabía estar,
con su vestido escotado
que olía ha guardado de tanto esperar.
Después él la tomó del brazo
como hacían antes para caminar,
y llenos de ternura y gracia
fueron a la plaza y se empezaron a abrazar...
Y allí danzaron tanta danza
que la gente toda al fin se despertó.
Fue tanta la felicidad
que la ciudad toda se iluminó.
Y fueron tantos besos locos
tantos gritos roncos
como no se oían ya...
que el mundo comprendió
y el día comenzó
en paz.
(Vinicius De Moraes - Chico Buarque)
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