Caminaba en la playa,
el mar estaba calmo, la mañana muy fría,
el cielo azul,
y la posibilidad de un nuevo día,
con mis pies en la arena
adelante... mi sombra,
mi sombra solidaria, solitaria,
ella... mi compañera,
veníamos de caminar la Patagonia
del suelo mas austral,
de compartir momentos, de ver lindos paisajes
y fríos monumentos,
los dos, creo... sabíamos de nuestras inquietudes
y nada del destino,
los dos somos lo mismo y a veces...
diferentes,
dependemos del sol para encontrarnos siempre,
queríamos ser parte de la naturaleza,
y de hecho lo somos...
en uno de esos días
de salirnos al viento... escuchamos la voz,
seguro que de alguien que con su pensamiento
trataba de encontrar un corazón abierto,
y si que lo encontró,
"soy Ana (dijo), la de espíritu inquieto,
soy si se les antoja
la espuma de una ola,
la gaviota del mar,
un destello de luna,
alguien con quien contar...
mi nombre de tres letras
puede abrirse en racimos,
y así multiplicar y poder compartir
las cosas que vivimos"
y de pronto el silencio...
el viento... un remolino...,
levanté las solapas de mi abrigo... tranquilo,
mire a mi compañera,
y seguí mi camino…
Autor: Edgardo Pereyra
¡Gracias amigo!
el mar estaba calmo, la mañana muy fría,
el cielo azul,
y la posibilidad de un nuevo día,
con mis pies en la arena
adelante... mi sombra,
mi sombra solidaria, solitaria,
ella... mi compañera,
veníamos de caminar la Patagonia
del suelo mas austral,
de compartir momentos, de ver lindos paisajes
y fríos monumentos,
los dos, creo... sabíamos de nuestras inquietudes
y nada del destino,
los dos somos lo mismo y a veces...
diferentes,
dependemos del sol para encontrarnos siempre,
queríamos ser parte de la naturaleza,
y de hecho lo somos...
en uno de esos días
de salirnos al viento... escuchamos la voz,
seguro que de alguien que con su pensamiento
trataba de encontrar un corazón abierto,
y si que lo encontró,
"soy Ana (dijo), la de espíritu inquieto,
soy si se les antoja
la espuma de una ola,
la gaviota del mar,
un destello de luna,
alguien con quien contar...
mi nombre de tres letras
puede abrirse en racimos,
y así multiplicar y poder compartir
las cosas que vivimos"
y de pronto el silencio...
el viento... un remolino...,
levanté las solapas de mi abrigo... tranquilo,
mire a mi compañera,
y seguí mi camino…
Autor: Edgardo Pereyra
¡Gracias amigo!