Particularmente pienso que, cuando hablamos de valores, estamos haciendo uso del lenguaje que hemos aprendido en nuestra existencia humana. Sabemos el lugar importante que el lenguaje ocupa en nuestras vidas: nada más y nada menos que permitirnos configurar nuestra realidad. Sin él, no podríamos filosofar sobre quiénes somos, qué hacemos en este mundo, qué queremos, ni hacia donde vamos, entre otras cuestiones.
Creo que si no nos explicáramos a nosotros mismos a través del lenguaje, no podríamos hablar de valores. Gracias a esta posibilidad lingüística es que podemos explicar qué significan para nosotros.
Me gusta meterme en el significado de las palabras. En el sentido más básico, para mi valor tiene que ver con esa abstracción mental que hacemos para explicarnos qué cosas son importantes para nosotros. Relacionamos a menudo valor, con el precio, valía o utilidad de alguna cosa o bien; con aquello que es mensurable en alguna escala de cualquier tipo.
Las cosas que más nos importan son las que se van configurando bajo una palabra que las agrupa. Cuando estas cosas más importantes son comunes a la mayoría de los seres humanos, ocurre lo que llamamos el sentido común, y eso es lo que finalmente entendemos todos desde un consenso como norma a aplicar.
Creo que lo más importante es no quedarnos en la abstracción de la palabra "valor", sino ponernos a pensar realmente las cosas concretas que conforman cada uno de ellos.
Por ejemplo, si hablamos del valor respeto:
¿Qué significa para nosotros?
¿Qué acciones concretas propias y en los demás me muestran que se está practicando ese valor?
¿Qué beneficios consigo cuando aplico en mi vida estas acciones? ¿Para qué hacerlo?
¿Cuál es el precio que pagaría si no aplicara en mi vida esas acciones?
Muchas veces cometemos el error de quedarnos sólo en las palabras. No nos olvidemos que, para que un valor cobre real significado, tenemos que sostenerlo con acciones concretas en el día a día.
¡Qué tengan un precioso día!
Con amor,
Ani Vera
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